domingo, 31 de mayo de 2015

El fútbol y los idiomas (II): La política lingüística del fútbol

Decía Nelson Mandela que si le hablas a un hombre en una lengua que entiende, llegas a su mente, pero que si le hablas en su lengua materna, llegas a su corazón.






Este principio básico de la política lingüística ha tenido una ejemplificación magistral en el ámbito deportivo durante las últimas semanas, en que distintos clubes de fútbol han intercambiado mensajes de felicitación en las respectivas lenguas asociadas a ellos.
     Es el caso, por ejemplo, de los finalistas de la Champions League, que se felicitaban mutuamente por proclamarse campeones de sus respectivas ligas. De esa forma, la Juventus F. C. enviaba al F. C. Barcelona este mensaje en las redes sociales:




E incluso este anoche, tras ganar la Copa del Rey y con el triplete a la vista:



Por su parte, nuestro campeón de Liga no había sido menos:



No se trata únicamente de una muestra de deportividad y guante blanco en las relaciones entre clubes, sino que constituye un verdadero reconocimiento del poder de las lenguas y su profunda huella en nuestra identidad. Somos las lenguas que hablamos, y particularmente somos, a menudo, quienes somos en nuestra lengua materna, esa que identificamos como propia y en la que nos reconocemos como hablantes.


Pancarta para Diego Costa en el Mundial de Brasil


El escenario europeo de las felicitaciones previas a la final de la Liga de Campeones tenía su réplica a nivel nacional entre los aspirantes a la Copa del Rey, disputada este sábado en el Camp Nou entre el F. C. Barcelona y el Athletic Club de Bilbao. El encuentro, más allá del resultado, volvió a poner de manifiesto esa relación entre las lenguas y sus usuarios. Por la megafonía del estadio hubo un primer saludo general en castellano, al que se sucedió otro en catalán para la afición culé y otro tanto en euskera para los seguidores zurigorris. Las pancartas y tifos desplegados animaban a la victoria en la lengua asociada a la identidad e historia del equipo, y únicamente se salía de este guion la publicidad de Adidas presente en camp Barça, cuyo lema era: “Be the difference”, “Football is changing”.





Los cánticos de ánimo a los jugadores se sucedían en todas las lenguas posibles, e incluso hubo quien bromeó diciendo que los pitos al himno de España suceden por la falta de letra de este (“si no lo sabes cantar, lo pitas”). Así, el fútbol ha hecho dar la vuelta a Europa y al mundo al euskera y al catalán en sencillas frases como “Aupa Athletic” o “Visca el Barça”, y miles de fans culés (“la gent blaugrana”) que jamás han puesto un pie en Cataluña entienden perfectamente la letra del himno del Barça y cantan sin ningún rubor “Tot el camp és un clam”.




Esto, que tienen claro tanto los clubes como los aficionados, fue motivo de polémica hace un mes en Almería, cuando los periodistas que cubrieron el encuentro entre el club andaluz y el vasco no mostraron el respeto debido a la intervención de Garitano, técnico del Eibar, en euskera. Por desgracia no es la primera vez que ocurre, y en más de una ocasión, las ruedas de prensa de la selección española de fútbol no han podido mantener una convivencia pacífica entre las lenguas cooficiales del estado debido a la intolerancia de muchos y a la ignorancia de otros. Por ello, muestras de respeto y reconocimiento lingüístico como las que están teniendo lugar en las últimas grandes citas deportivas de la temporada son un ejemplo impagable para nuestra sociedad y para nuestros políticos.





Poco menos de una semana queda entonces para saber en qué lengua tendrá lugar la celebración por la consecución de la Champions League, si escucharemos un enorme “¡Bravo!” coreado en italiano o, por el contrario, volverá a demostrarse en el campo que “ser del Barça és el millor que hi ha”.