sábado, 5 de octubre de 2013

Diez errores que los profesores debemos evitar
el primer día de clase 



Hace unos días empecé a estudiar portugués en una conocida institución de mi ciudad. Tenía mucha ilusión por volver a ser alumna de idiomas en lugar de profesora, aunque sabía que sería muy crítica con la pedagogía. Sin embargo, no podía imaginarme que la primera clase sería un ejemplo modélico de qué no hacer al empezar un curso de lenguas extranjeras. Si hubiera tenido que decidir qué errores no han de cometerse el primer día, no habría podido hacer una lista más exhaustiva que todo lo que aconteció en aquella hora y media. Parecen cosas muy evidentes, pero a menudo los docentes las pasamos por alto. He aquí el decálogo del mal profesor al empezar un curso.

1.   Llegar tarde y no disculparse. La clase empezaba a las tres de la tarde, y la profesora llegó quince minutos después como si no pasara nada. Los estudiantes merecen un respeto, que empieza por la puntualidad.
2.   No presentarse. Al empezar la clase, únicamente nos dijo su nombre, pero no nos dijo nada más sobre ella. No sabíamos si era nativa, si llevaba mucho tiempo en España, si hacía mucho que era profesora, cuáles eran sus expectativas… solo cuando estaba a punto de acabar la clase supimos que era brasileña hija de españoles.
3. No interesarse por sus estudiantes. Únicamente pasó lista, pero no nos pidió que nos presentáramos ni que dijéramos quiénes éramos cada uno ni por qué queríamos estudiar portugués. De hecho, en un momento dado le pedí disculpas por preguntarle yo tantas cosas, y le dije que también me dedicaba a la enseñanza. Ni siquiera me preguntó qué enseñaba o dónde trabajaba. Nada. Tampoco hicimos lo típico de escribir nuestro nombre en grande en un papelito y ponerlo en la mesa.
4.   No hablar la lengua meta. Empezó la clase directamente en español, y solo dijo las primeras palabras en portugués (muito bem) transcurrido un cuarto de hora. Os podéis imaginar que la intercomprensión entre español y portugués en un A1 es bastante alta, por lo que muchas veces no necesitamos ninguna traducción, pero ella ni siquiera nos saludó en portugués. Aquello me decepcionó mucho.
5.   No tener claro el temario ni los materiales del curso. Al preguntarle yo si seguiríamos algún manual, nos dijo que no lo sabía, que aún tenía que reunirse con otros profesores a ver. Dijo que iríamos improvisando. ¡Viva la planificación de clases! Dos semanas después seguimos sin programa, sin temario, sin calendario del curso, sin saber cómo se nos examinará… aunque por fin sabemos el libro de texto que utilizaremos (menos mal). El primer día también nos dijo que no sabía si escucharíamos distintas variedades del portugués o ya lo haríamos el curso siguiente. Pues si no lo sabe ella…
6.  Desanimar a los aprendices, diciendo que nos asustaremos cuando hablemos portugués y que lo mezclaremos constantemente con el español, el valenciano, el italiano o el francés. Si estamos en el curso es porque queremos hablar portugués, y si lo mezclamos con otras lenguas es porque estamos haciendo hipótesis sobre el funcionamiento de la lengua meta y empleando estrategias de transferencia interlingüística. ¡Muchas veces funciona!
7.  Decir lo que quería haber preparado y no ha hecho. Nos deja con la miel en los labios pensando en las actividades tan chulas que quería haber traído al aula y no tiene, y da imagen de persona poco previsora o trabajadora.
8.   Utilizar textos desfasados u obsoletos. No os miento si os digo que las fotocopias de clase son del siglo pasado, con textos cuya ortografía ya no se atiene a las normas actuales. Eso hace que no cuadre lo que ella escribe en la pizarra con lo que aparece en las fotocopias. Por no hablar de los audios, que, según ella contó, había tenido que pasar de casette a CD (!!!!!). ¿Acaso no existen buenos manuales de portugués de esta década o de la anterior? Imaginad mi cara en clase. Todos los ejercicios que hemos hecho, hasta ahora, son absolutamente estructuralistas. No hemos pasado de rellenar huecos con verbos, pronombres y adjetivos. Comunicación, cero.
9.   Escribir en la pizarra todo con mayúscula. Quizá parezca una tontería, pero sabéis que cada lengua tiene reglas diferentes para el uso de las mayúsculas (en alemán, los sustantivos; en inglés, los genticilios, los meses y los días de la semana…). En portugués no podemos saberlo porque ella lo escribe todo siempre con mayúscula en la pizarra.
10.   Olvidar cómo se produce la comunicación en la realidad, por ejemplo, los pares adyacentes. Nos enseña a presentarnos y a preguntar el nombre, pero no nos enseñaba qué debemos contestar, hasta que, después de preguntarle, ya nos dijo “encantado de conocerle” (muito prazer), algo que aparece en cualquier libro de ELE de A1. Es lo que tiene empezar las clases sin libro ni buenos materiales. Lógicamente, cuando le preguntas el nombre a alguien o te presentas, sueles preguntar al interlocutor, si no te conoce, y lo habitual es responder con alguna cortesía. No podemos olvidar eso si queremos que nuestros estudiantes se comuniquen con eficacia y naturalidad en la lengua que aprenden.


El primer día de clase dio para mucho más, como cuando la profe empezó a hablar, al cabo de un buen rato, mezclando portugués y español, de modo que su acento brasileño en ambas lenguas no nos permitía distinguir en qué lengua se estaba expresando. Ahora, que lo mejor llegó el segundo día. Después de escandalizarme sobre lo nefasta que me había parecido la presentación del curso, me encuentro a los compañeros y me dicen que están muy contentos porque la profe parece muy simpática y no creen que nos haga trabajar mucho. Aparentemente, nadie se había dado cuenta de ninguno de los puntos anteriores excepto yo.


 Mi primera clase de español en la Universidad Fatih de Estambul
 diciembre de 2012


Hoy es cinco de octubre, día mundial del profesorado. Volver a ser estudiante de idiomas me hace ver la enseñanza desde otra perspectiva, valorando realmente el gran papel que los docentes podemos desempeñar en el aprendizaje de idiomas. Creo que preparar cuidadosamente el primer día de clase es fundamental para empezar el curso con buen pie, sin descuidar estos pequeños o grandes detalles de nuestra práctica docente, como interesarnos por las personas que tenemos en el aula y a las que acompañaremos en su aprendizaje durante todo el curso.


¡Feliz día mundial del profesorado, compañeros!