viernes, 12 de agosto de 2016

Breve guía para profesorado de ELE, de María Méndez Santos

Pocas profesionales del mundo de ELE me merecen tanto respeto y admiración como María Méndez Santos (mi @mariaparrula del alma). Y no solo porque combina la investigación más a la vanguardia con los métodos de enseñanza más creativos, sino porque además es lo suficientemente generosa como para compartir su sapiencia con todo aquel que se acerque a ella.



La materialización más clara de esta realidad es la "Breve guía para el profesorado de ELE" que pone a nuestra disposición en su página web, y que ya va por la sexta edición. Dicha edición cuenta, ciertamente, con una cariñosa presentación de quien suscribe este blog, que ha vivido pequeñas y grandes aventuras con "la parrula" por casi media docena de países.



La guía tiene como gran baza su carácter de compendio temático de información y enlaces muy útiles para el profesorado de ELE, un trabajo de años que ha sido revisado, modificado y actualizado en cada edición, incorporando en esta una mejor organización de los contenidos y una mayor profundización. Una lectura muy recomendable tanto para quienes desean iniciarse en la profesión como para quien investigue un tema específico. Este es el enlace donde puede encontrarse: http://www.slideshare.net/MaradelCarmenMndezSa/breve-gua-para-profesorado-de-ele-60-2016


Como era de esperar, la guía ha tenido un éxito espectacular en las redes sociales. Los tuits que la anunciaban han tenido gran impacto mediático, y ha sido ampliamente descargada. Y, como siempre, todo han sido muy merecidos halagos y ni una sola crítica, lo cual me hace preguntarme si quienes la difunden en sus redes la han leído en realidad. Porque una de las carencias de la guía (que está concebida como un proyecto en curso que va actualizándose y nunca puede darse por terminada, por la naturaleza de la materia que trata) es que algunos apartados son un mero listado de recursos y enlaces (valiosísimos, por descontado) pero donde se echa de menos la propia voz de María, cuya opinión sobre cada eje temático a buen seguro arrojaría mucha luz sobre los temas que incluye la guía.



El verdadero valor de la guía, pues, viene no solo por la actualización de los contenidos y el gran ejercicio de síntesis de los elementos clave para el profesorado de ELE, sino, en mayor medida, en lo que su autora puede decir al respecto. En ese sentido, considero mucho más provechoso para el lector (la lectora, mayormente) de la guía la opinión profesional de María Méndez que el recopilatorio informativo que presenta (que es, ciertamente, el objetivo de la autora). Su experiencia enseñando español como lengua extranjera y segunda lengua en muy diversos contextos (España, Armenia, Ucrania, Rumanía, Japón...), así como la exquisita formación que posee (más allá de su doctorado) la obligan, en mi opinión, a mojarse en cada uno de los temas que forman parte de la guía, y el profesorado de ELE (y aquí hago un llamamiento a los miembros de #TwitterELE) debería unir sus voces y presionar a nuestra @mariaparrula para que dé su versión, subjetiva, personal, informada y contrastada, de todas las cuestiones que han suscitado su interés en las páginas que nos regala.



María, gracias por esta guía que tantas vueltas ha dado ya por el mundo. Eres muy buena recopilando y filtrando información. Haces una gran labor en ProfedeELE, siendo la cara de la ProfedeELE-TV. Quienes te seguimos, te admiramos y trabajamos contigo, agradecemos tu generosidad al compartir tus conocimientos con nosotras y queremos que la séptima edición nos oriente con tu voz en todas esas preguntas que, día a día, el profesorado de español nos hacemos.




domingo, 31 de mayo de 2015

El fútbol y los idiomas (II): La política lingüística del fútbol

Decía Nelson Mandela que si le hablas a un hombre en una lengua que entiende, llegas a su mente, pero que si le hablas en su lengua materna, llegas a su corazón.






Este principio básico de la política lingüística ha tenido una ejemplificación magistral en el ámbito deportivo durante las últimas semanas, en que distintos clubes de fútbol han intercambiado mensajes de felicitación en las respectivas lenguas asociadas a ellos.
     Es el caso, por ejemplo, de los finalistas de la Champions League, que se felicitaban mutuamente por proclamarse campeones de sus respectivas ligas. De esa forma, la Juventus F. C. enviaba al F. C. Barcelona este mensaje en las redes sociales:




E incluso este anoche, tras ganar la Copa del Rey y con el triplete a la vista:



Por su parte, nuestro campeón de Liga no había sido menos:



No se trata únicamente de una muestra de deportividad y guante blanco en las relaciones entre clubes, sino que constituye un verdadero reconocimiento del poder de las lenguas y su profunda huella en nuestra identidad. Somos las lenguas que hablamos, y particularmente somos, a menudo, quienes somos en nuestra lengua materna, esa que identificamos como propia y en la que nos reconocemos como hablantes.


Pancarta para Diego Costa en el Mundial de Brasil


El escenario europeo de las felicitaciones previas a la final de la Liga de Campeones tenía su réplica a nivel nacional entre los aspirantes a la Copa del Rey, disputada este sábado en el Camp Nou entre el F. C. Barcelona y el Athletic Club de Bilbao. El encuentro, más allá del resultado, volvió a poner de manifiesto esa relación entre las lenguas y sus usuarios. Por la megafonía del estadio hubo un primer saludo general en castellano, al que se sucedió otro en catalán para la afición culé y otro tanto en euskera para los seguidores zurigorris. Las pancartas y tifos desplegados animaban a la victoria en la lengua asociada a la identidad e historia del equipo, y únicamente se salía de este guion la publicidad de Adidas presente en camp Barça, cuyo lema era: “Be the difference”, “Football is changing”.





Los cánticos de ánimo a los jugadores se sucedían en todas las lenguas posibles, e incluso hubo quien bromeó diciendo que los pitos al himno de España suceden por la falta de letra de este (“si no lo sabes cantar, lo pitas”). Así, el fútbol ha hecho dar la vuelta a Europa y al mundo al euskera y al catalán en sencillas frases como “Aupa Athletic” o “Visca el Barça”, y miles de fans culés (“la gent blaugrana”) que jamás han puesto un pie en Cataluña entienden perfectamente la letra del himno del Barça y cantan sin ningún rubor “Tot el camp és un clam”.




Esto, que tienen claro tanto los clubes como los aficionados, fue motivo de polémica hace un mes en Almería, cuando los periodistas que cubrieron el encuentro entre el club andaluz y el vasco no mostraron el respeto debido a la intervención de Garitano, técnico del Eibar, en euskera. Por desgracia no es la primera vez que ocurre, y en más de una ocasión, las ruedas de prensa de la selección española de fútbol no han podido mantener una convivencia pacífica entre las lenguas cooficiales del estado debido a la intolerancia de muchos y a la ignorancia de otros. Por ello, muestras de respeto y reconocimiento lingüístico como las que están teniendo lugar en las últimas grandes citas deportivas de la temporada son un ejemplo impagable para nuestra sociedad y para nuestros políticos.





Poco menos de una semana queda entonces para saber en qué lengua tendrá lugar la celebración por la consecución de la Champions League, si escucharemos un enorme “¡Bravo!” coreado en italiano o, por el contrario, volverá a demostrarse en el campo que “ser del Barça és el millor que hi ha”.





sábado, 25 de enero de 2014

El fútbol y los idiomas (I)



El fútbol y los idiomas (I)


Si hay algo que siempre me ha gustado del fútbol, es su capacidad para poner de acuerdo a personas que hablan distintas lenguas. Once tíos, criados en idiomas diversos, han de entenderse para lograr un bien común. Ya lo decía Mandela: el deporte tiene el poder de transformar el mundo, de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas.



Como lingüista y aficionada al deporte, suelo recurrir a ejemplos de deportistas en mis clases de enseñanza de idiomas. Y planteo a mis estudiantes preguntas del siguiente tipo:

¿Por qué David Beckham nunca aprendió español, si estaba en inmersión lingüística?
¿Por qué jugadores como Messi e Iniesta, prácticamente criados en Cataluña, no hablan casi nunca en catalán?
¿Qué idioma utiliza Ferrari en las redes sociales, si se trata de una escudería italiana cuyo piloto estrella es español y se mueve en un ámbito internacional?
Deportistas trilingües como Rafa Nadal o Pau Gasol, ¿qué lengua prefieren para comunicarse (con todas las implicaciones que eso conlleva)?
¿Por qué algunos periodistas argentinos se dirigen a Guardiola en catalán y no en castellano?
¿Por qué nos sorprende tantísimo que el mismo Guardiola haya aprendido alemán?
¿Por qué Hristo Stoichkov, el mejor futbolista búlgaro de todos los tiempos, insultaba en castellano (incluso cuando no jugaba en España)?
¿Jose Mourinho era realmente traductor (intérprete) en su etapa en el FC Barcelona?
¿Por qué Rafa Nadal comenzó una rueda de prensa en Chile hablando en inglés?
¿Sergio Ramos habla bien inglés? ¿Y castellano?


Voy a tratar de responder brevemente a cada una de ellas.

1.  ¿Por qué David Beckham nunca aprendió español, si estaba en inmersión lingüística?
Siempre que pregunto a mis estudiantes cuál es la mejor manera de aprender un idioma, todos apuntan hacia la inmersión lingüística: vivir en el país en el que se habla el idioma es la mejor manera de aprenderlo. ¿Entonces por qué Beckham nunca llegó a hablar español, si pasó cuatro años en España? Influyen varios factores:
En primer lugar, la necesidad. Él realmente no necesitaba aprender español para integrarse, para su día a día, para jugar al fútbol o para socializar. No le hacía falta, y punto.
En segundo lugar, relacionado con el anterior, tenemos en Lingüística aplicada el concepto de investment: uno invierte en aprender un idioma si ello le va a reportar un beneficio, del tipo que sea (económico, social, profesional, educativo, personal). Está claro que para Beckham, aprender español no llegaba a ser rentable para nada. En el caso opuesto, tenemos a Pep Guardiola: aprender alemán le ha reportado un gran prestigio personal, reconocido en toda Europa.
Y, finalmente, el verdadero concepto de inmersión: vivir en un país no garantiza una verdadera inmersión. La inmersión pasa por la integración en la sociedad que habla esa lengua, y ya me diréis qué integración podía tener David, si su mujer detestaba España…

2. ¿Por qué jugadores como Messi e Iniesta, prácticamente criados en Cataluña, no hablan casi nunca en catalán?
El FC Barcelona es, sin duda, uno de los grandes estandartes del catalán. Hable o no catalán, todo culé conoce el himno del Barça y ha gritado en más de una ocasión “Visca el Barça”. Retomando el concepto anterior de inmersión, ¿cómo es posible que Messi o Iniesta, que llegaron a Barcelona siendo adolescentes, no hablen catalán, tras más de una década?



Mi respuesta es que se trata de una cuestión de identidad. Por más que se declare español y catalán, Iniesta es de Albacete (sí, de Fuentealbilla). Su familia es castellanoparlante, y esta lengua ha configurado su identidad. Esta identificación tiene un gran poder a la hora de hablar lenguas distintas, y se halla en la base de marcados acentos extranjeros al hablar otros idiomas. Podemos volver otra vez al gran Nelson Mandela, quien afirmaba: “Háblale a un hombre en una lengua que entienda y llegarás a su mente. Háblale a un hombre en su primera lengua y llegarás a su corazón”.
Creo que esta explicación puede trasladarse, mutatis mutandis, a Messi y su identidad argentina.




3. ¿Qué idioma utiliza Ferrari en las redes sociales, si se trata de una escudería italiana cuyo piloto estrella es español y se mueve en un ámbito internacional?
Aquí ya entramos en materia de política lingüística, casi siempre polémica. A priori, Ferrari es una compañía italiana, por lo que esperamos que se comunique en italiano. Pero si su fichaje estrella es Fernando Alonso, probablemente los aficionados españoles deseen leer algo en la lengua de Cervantes. Aunque claro, Ferrari disputa una competición internacional, por lo que habrá de hacerse entender en inglés… He aquí la respuesta:



En las tres lenguas. A mi juicio, una solución perfecta, que contribuye a la visibilidad del multilingüismo y a resaltar el valor de las lenguas. Bravo, Ferrari. Chapeau!



4. Deportistas trilingües como Rafa Nadal o Pau Gasol, ¿qué lengua prefieren para comunicarse (con todas las implicaciones que eso conlleva)?
El ejemplo de Ferrari puede trasladarse del ámbito del multilingüismo (donde distintos grupos de personas hablan lenguas distintas) al del plurilingüismo (cuando es una sola persona la que habla varias lenguas). Evidentemente, los jugadores siempre se adaptan al contexto en el que se produce la comunicación, y especialmente a la lengua en la que se dirige a ellos su interlocutor, pero al escribir en las redes sociales, ambos suelen optar por una solución bilingüe: tuits y publicaciones en español e inglés, en tuits distintos o incluso en el mismo, con la presencia, en ocasiones, del catalán.








5. ¿Por qué algunos periodistas argentinos se dirigen a Guardiola en catalán y no en castellano?
El ejemplo claro fue la rueda de prensa que Guardiola dio el verano pasado en Alemania, en la que un periodista argentino, Matías Manna, le hizo una pregunta en catalán que desencadenó unas declaraciones del técnico del Bayern sobre la directiva de Sandro Rosell. Dichas declaraciones aparecieron en todos los medios y resultó curioso que el periodista eligiera el catalán para dirigirse a él, pues había otros periodistas españoles en la sala que quizá no pudieran seguir del todo el intercambio entre ambos. Dejando a un lado si se trató de una táctica para dejar fuera de combate a los periodistas alemanes, me pareció un ejemplo muy bueno de la máxima de Nelson Mandela que mencionaba en la pregunta 2.

6. ¿Por qué nos sorprende tantísimo que el mismo Guardiola haya aprendido alemán?
Guardiola es y siempre será un mito del barcelonismo. Y ese mito se ha hecho un poco más grande gracias a todos los halagos que ha recibido por su dominio del alemán desde que es entrenador del Bayern de Múnich. Ahora bien, ¿por qué nos sorprende tanto? ¿Realmente habla tan bien? ¿Qué es exactamente lo que dice?



Por partes. Guardiola tuvo alrededor de un año para estudiar alemán mientras estaba en Nueva York. Ya sabía que su destino estaba en Alemania, y contrató a un profesor particular para que le enseñara. Un año después, es capaz de manejarse en alemán. ¿Qué tiene de raro o de sorprendente? Lo extraño sería que después de un año de clases no supiera hablarlo. Sin embargo, nos dejamos llevar por nuestros prejuicios de que el alemán es una lengua muy difícil y de que aprender idiomas es muy complicado. Pero para alguien que habla castellano, catalán, inglés, italiano y algo de francés, el alemán no tiene más misterio. Además, pensemos que lo han entrenado especialmente para dirigirse a sus jugadores y para intervenir en entrevistas y ruedas de prensa. Es decir, se restringe a un ámbito muy específico, lo cual acota mucho la “porción lingüística”, digamos, que tiene que aprender. Finalmente, yo misma le he visto en televisión en sus entrenamientos con el equipo alemán, y hace exactamente lo que ya investigué para mi tesis doctoral: cambiar de código. Cuando no le sale una palabra en alemán, la dice en inglés. Eso le permite tener un discurso muy fluido y conseguir su objetivo comunicativo. Lingüísticamente muy efectivo.

Sin quitarle ningún mérito a Guardiola, creo que los artículos que se han publicado respecto a su perfecto alemán lo que realmente dejan entrever son nuestros propios complejos lingüísticos. Que alguien se vaya a trabajar a un país y aprenda el idioma es lo normal. Que lo intente y lo consiga, también. Lo que es noticia es lo contrario. Les remito a la pregunta 1.

7. ¿Por qué Hristo Stoichkov, el mejor futbolista búlgaro de todos los tiempos, insultaba en castellano (incluso cuando no jugaba en España)?
Stoichkov era un jugador que no dejaba indiferente. Su vehemencia en el campo, física y verbal, está sin duda en el recuerdo de la afición blaugrana. Se decía de él que incluso cuando jugaba con la selección búlgara, insultaba a los rivales en español. ¿Por qué? Llama la atención, puesto que las manifestaciones verbales más directamente relacionadas con las emociones (las expresiones de alegría, miedo, tristeza o enfado) son más difíciles de producir en una segunda lengua. Dicho de otro modo, cuando uno está enfadado o se encuentra en peligro, “lo que le sale” es la primera lengua, la más fuerte. El caso de Stoichkov ilustra lo contrario, que puede explicarse por varios motivos. Primero, por una cuestión táctica, de poder desahogarse uno sin que el otro le entienda. Segundo, siempre se habla de la abundancia de insultos en español en comparación con otras lenguas; la riqueza de nuestra lengua puede tener algo que ver (pero no me termina de convencer). Y en tercer lugar, la fuerza de la costumbre: si durante muchos años juegas en España y te comunicas en español, tiendes a repetir los mismos esquemas que has ido empleando. Si estaba acostumbrado a insultar en español porque jugaba aquí, no era difícil trasladar esos hábitos a otros terrenos de juego.

8. ¿Jose Mourinho era realmente traductor (intérprete) en su etapa en el FC Barcelona?
Mucho se ha especulado con las labores que desarrollaba Jose Mourinho en su etapa culé a las órdenes de Sir Bobby Robson, tras pasar por el Sporting de su tierra. Lo cierto es que sí hizo labores de intérprete, como he visto en tantos casos de segundos entrenadores que transmiten las ideas del primer técnico a aquellos que no las entienden, y viceversa. Pero el papel que jugó Mourinho en esa etapa va más allá, y le hizo ser quien es hoy día. Entrenador controvertido, sí, pero políglota: habla portugués, inglés, francés, español e italiano.



9. ¿Por qué Rafa Nadal comenzó una rueda de prensa en Chile hablando en inglés?
Hace unas semanas, Nadal protagonizó una anécdota en Chile al comenzar la rueda de prensa hablando en inglés. Fue el tenista argentino David Nalbadián quien le dijo: “En español, boludo”, para regocijo de todos los presentes.


Lo curioso del caso no fue la confusión de idioma, sino el comentario posterior del manacorí, que afirmó que el inglés era ya su primera lengua. Este es un caso muy interesante, por cuanto a pesar de que la L1 se percibe como algo estático, en realidad es dinámico: puede cambiar a lo largo del tiempo. Pregunten si no a los españoles que llevan años viviendo en otro país.

10. ¿Sergio Ramos habla bien inglés? ¿Y castellano?
Sergio Ramos, jugador esencial de la plantilla merengue y de la selección española, es conocido por sus traspiés lingüísticos con las diversas lenguas en que se maneja. Su felicitación navideña con el Real Madrid fue objeto de múltiples burlas, debido al marcado acento andaluz que imprimió a la lengua de Shakespeare:



Desde el punto de vista de la Lingüística aplicada, ninguna novedad. Es un fenómeno de altísima incidencia que la primera lengua deje su impronta en el discurso en lengua extranjera. Le pasa a Sergio Ramos, le pasaba a Mourihno, le pasa a Guardiola, a Rafa Nadal, a Fernando Alonso y a casi todos nuestros deportistas. Lo que sería extraordinario es que tal fenómeno, el acento extranjero, no se diera. Tenemos un gran ejemplo entre los protagonistas de este artículo: Pau Gasol. 



Su inglés es impecable (aquí sí ha funcionado la inmersión lingüística) y bien pudimos disfrutar de él al defender la candidatura de Madrid a los JJOO.



Otra de las anécdotas lingüísticas protagonizada por Sergio Ramos tuvo lugar en una rueda de prensa de la roja en la que compartía espacio con Piqué. Al azulgrana se dirigieron en catalán, y Ramos, visiblemente molesto, se ofreció a contestar “en andaluz”. Para los lingüistas, el mismo respeto merecen las lenguas (como el catalán o el español) que sus variedades (como el andaluz o el murciano). Por tanto, los derechos lingüísticos de uno y de otro son iguales. Es después la sociedad la que valora lenguas y variedades de distinta manera, en función de factores históricos, económicos, culturales y políticos.



Sergio, sigue hablándonos en andaluz. Y Piqué, en lo que quiera.



Mar Galindo & José Luis Pérez